Esto lo escribí hace como una semana, en la que me sentía muy triste y tenía un gran dolor (ya lo verán), ya no lo pude enviar por diversas razones, pero lo interesante es que tras haberlo hecho, me relajé mucho, se quedó ahí la intranquilidad. Mantengo lo que digo, pero quizá ya no con los adjetivos de ése momento. So, no se espanten, no es pa’ tanto.
Por fin, tras años de introspección y terribles experiencias… he logrado entender el problema delenorme dolor que mora en mi el 99.9 % del tiempo.
Ahora que lo he descubierto, no cabe duda de que es una de las fallas más evidentes y tontas que puede haber. Sabía que como miembro de la humanidad (por definición) tengo muchos defectos y errores ¡pero no sabía a qué grado!
¿De qué diablos habla esta loca? Fácil. De hecho, muy probablemente te rías de mí por tanta imbecilidad.
Érase que se era, que Mariana (como todos), tuvo una educación en la que le dijeron muchas cosas, que le fomentaron otras, y demás, lo natural. Pero el soberano error que cometí… ¡¡¡es que me lo creí!!!
Creí. Creí cuando me dijeron que debes ser amable, que debes respetar, creí en la honestidad, sinceridad, la comunicación y en fin, una interminable lista de cuestiones que al parecer todos saben, menos yo. ¡Ah! Porque aquí definitivamente reirán… cometí la peor estupidez que cualquier persona con la más mínima cordura jamás cometería… ¡¡¡Creí en la gente!!!
Juro que sólo a mi se me ocurren tales ideotas. Ahora entiendo, es verdaderamente lamentable que así sean las cosas, pero ni modo, Cristina Pacheco diría que “aquí nos tocó vivir”. Lo siento, pero así es.¿Cómo es posible que alguna vez haya cruzado por mi mente semejante idea? Mi gran problema es que soy una romántica empedernida con una consiguiente sensibilidad (debilidad) fácilmente mancillable poruna sociedad (algunos ciudadanos más que otros) con reglas completamente inversas a las presupuestas (al menos por mí y lo que me enseñaron) teóricamente. ¡O B V I O !
¿Cómo carajos pude ser tan tonta? De verdad no lo entiendo. Ahora, por favor, absténganse de decirme que no es cierto, ya que no me ha ocurrido una vez, ni dos, ni tres... Es más, no me ha sucedido sólo mi, ni a un conocid@, ni a dos, ni a tres…
Bien, siempre hay un miedo normal a que seas lastimado por alguien nuevo. Pero yo no tengo miedo.Tengo PANICO por conocer gente nueva y cualquiera que conozca alguna de mis historias no me puede culpar. La realidad no es que tenga el corazón roto, sino que está dividido en una cantidad cuasi infinita de diminutos trozos y dudo que tenga solución.
Tengo un grado impresionante de decepción que me cuesta trabajo dominar, no precisamente en cuanto a una persona o hecho en específico, sino en general del género humano. Hay una serie interminable de actos e ideologías que me resultan imposibles de comprender: guerras, discriminación de cualquier tipo con políticas execrables como el Apartheid; la mentira, el odio al prójimo, la incomunicación, etc, etc, etc. No comprendo cómo es posible que la gente cometa actos de esta naturaleza contra otras personas, en serio, mis neuronas no hacen sinapsis sobre el tema, no encuentrouna sola razón que valide tal posición, me resulta inconcebible.
¡Qué terrible! Me aflige pensar que todos en algún momento de nuestra vida llegamos a la conclusiónde que vivimos en mundo que podría ser mejor pero que no hacemos nada para cambiarlo. Es más, en uno de los mejores tangos de Gardel y de todos los tiempos que data de hace casi un siglo, lo describía perfectamente.
Que el mundo fue y será una porquería ya lo sé...
En el quinientos seis
y en el dos mil también.
Que siempre ha habido chorros,
maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos,
valores y dublé...
Pero que el siglo veinte
es un despliegue
de maldá insolente
ya no hay quién lo niegue.
Vivimos revolcaos en un merengue
y en un mismo lodo todos manoseaos...
¡Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor!...
¡Ignorante, sabio o chorro,
generoso o estafador!...
¡Y todo es igual!
¡Nada es mejor!
¡Lo mismo un burro
que un gran profesor!
No hay aplazaos
ni escalafón,
los inmorales
nos han igualao.
Que uno vive en la impostura
que otro roba en su ambición,
¡da lo mismo que si es cura,
colchonero, rey de bastos,
caradura o polizón!...
¡Qué falta de respeto, qué atropello
a la razón!
¡Cualquiera es un señor!
¡Cualquiera es un ladrón!
Mezclao con Stavisky va Don Bosco
y "La Mignón",
Don Chicho y Napoleón,
Carnera y San Martín...
Igual que en la vidriera irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remaches
vi llorar la Biblia
contra un calefón...
¡Siglo veinte, cambalache
problemático y febril...
El que no llora no mama
y el que no roba es un gil!
¡Dale nomás! ¡Dale que va!
¡Que allá en el horno
se vamo a encontrar!
¡No pienses más séntate a un lao,
que a nadie importa
si naciste honrao!
Que es lo mismo el que labura
noche y día como un buey,
que el que vive de las minas,
que el que roba, que el que mata
o está fuera de la ley.
Es muy trágico que cualquier ser humano en algún momento de su vida llegue a este hallazgo. Como dirían los Beatles… “all we need is love” y vacilo sobre su existencia… Irremediablemente, para bien o para mal, tengo corazón de pollo.