lunes, 24 de diciembre de 2007

Pican, pican los mosquitos...

Me despertaron y ya no puedo dormir. Estoy en Acapulco, es sábado y faltan menos de cinco minutos para la medianoche. Salí un momento al balcón y mientras miraba a la gente que va llegando al antro frente a mi hotel, me quedé absorta en mis pensamientos… Mala idea.

Hace unos días, leí que los mosquitos macho no beben sangre, sólo las hembras y esto como fuente de proteína para sus huevos, no como un medio de subsistencia para ellas. Una mosquito, lleva en su interior hasta cien huevecillos, eso quiere decir, que si Pitágoras no era guasón, he contribuido a alimentar a aproximadamente a 4,300 insectos.

Considerando que no tengo nada que hacer, acabo de hacer un inventario de mis picaduras de pies a cabeza (claro, más las que se acumulen los días siguientes):



Esto quiere decir, que en total tengo 43 picaduras, sí, porque para rematar, tengo una más en la frente… más los que se acumulen después. Por cierto que soy alérgica, estoy repleta de manchas multiformes e inflamadas (Pretendí anexar una foto por aquello de que dice más que mil palabras, pero después de hacer malabares para tomarla con la cámara de la lap, tuve que abortar la misión, juar, juar).

Regresando al tema, la evidencia es contundente, para que tantos bichos se alimenten de mí, sólo resta concluir lo que muchos sospechábamos: ¡estoy buenísima! ¡Puff! ¡Qué alivio que ya no esté el caníbal de la Guerrero! ¿O era en Guerrero? Mmm… Creo que ahora sí ya tengo sueño y ya estoy diciendo pavadas (más que de costumbre, claro), me despido por esta noche y prometo que escucharán de mí antes del fin de año para hacer un recuento de los daños. ¡Buenas noches!

2 comentarios:

Neich dijo...

jajaja, buenisimo post!
feliz navidad!!

s4nt0 dijo...

que cagado