domingo, 2 de septiembre de 2007

Histeria

Hola a todos ¿cómo han estado? ¿Yo? Jaja, con mis chocoaventuras… recientemente (aún no comprendo cómo ni por qué), me vi envuelta en un incidente lamentable que trastocó completamente mi capacidad de asombro. Sabía que situaciones así ocurren en este loco mundo; sin embargo, jamás imaginé que algo similar me sucediera, ya que nunca en mi vida me había topado con alguien de tan pésimo gusto o –como se conocen en el argot popular- verduleras, es decir, personas con evidente incapacidad de articular ideas y carencia de autocontrol.
Es esta la razón que motiva mi preocupación ya que hay muchas personas con este problema. Considero, que es importante dar a conocer la información necesaria para que puedan identificar esta clase de tipología, a fin de evitar vergonzosos y repulsivos actos de barbarie, o peor aún, relacionarse con “personas” de esta índole, ya que es obvia la necesidad de ayuda profesional.
Desde el punto de vista de la comunicación, se considera que la lengua y el raciocinio, son características inherentes al ser humano, por lo tanto, al no utilizar estas herramientas: a) hay un retorno a la barbarie y b) es imposible llegar a la comunicación para solucionar un conflicto.
Ahora bien, la psicología denomina clínicamente a este comportamiento como histeria y requiere atención profesional. Histeria se define como trastorno mental en el que se produce ya sea una estrechez del campo de la conciencia o bien una alteración de la función motriz o la función sensorial, por motivos de los cuales la persona no tiene conciencia y que parecen tener valor simbólico o ventaja psicológica. El comportamiento histérico puede imitar una psicosis, o más bien, la idea que el paciente tiene de una psicosis.
Lazare y colaboradores (1966) aislaron los siguientes rasgos de la personalidad histérica:
1. Egocentrismo: el sujeto tiene la necesidad de destacar sobre los demás y ser el centro de atención.
2. Histrionismo: representa, pero no simula, su personaje; un personaje hiperexpresivo en la mímica y dramático en su contenido. Exhibicionista e imaginativo, encubre la realidad que no le agrada para construir un mundo acorde con su portentosa fantasía, que puede llevarle hasta la mitomanía. La belle indiference frente a sus síntomas es producto de esta actividad real.
3. Labilidad emocional: es inestable e incontrolado en sus manifestaciones afectivas, que bajo la apariencia de una calurosa empatía, traducen una auténtica pobreza emocional. Se ha dicho que se quiere a sí mismo a través de los demás. Por eso, pasa de la incondicional y desbordante afinidad al desprecio más encarnado.
4. Sugestionabilidad: se manifiesta tanto a nivel clínico, lo que puede hacer variar la aparición o desaparición de un síntoma, como en la relación interpersonal, lo que le hace vulnerable a la influencia de otras personas, siempre y cuando éstas no intenten socavar o cambiar la estructura existencial del personaje.
5. Dependencia: son persona en el fondo, tremendamente débiles, que no han alcanzado la independencia emocional adulta.
6. Erotización de las relaciones sociales: la seducción es el arma que el histérico utiliza para alcanzar su posición ventajosa y lograr ser el centro permanente de atención.
7. Temor a la sexualidad: a pesar de que la persona parece sexualmente activa, exuberante en ocasiones, el paciente histérico presenta una importante problemática sexual. Incapaz de amar, el personaje histérico no puede desprenderse de sí mismo y entregarse al otro libremente, por lo que la frigidez o impotencia sexual son enfermedades frecuentes en estos pacientes.
¡HAVE A NICE LIFE!

2 comentarios:

Mariana dijo...

compañera.... leí tus descripciones en los puntos que anotaste al igual que tu prólogo, pero no leí lo que te había sucedido, osea te topaste con alguien asi o que ondasssss.. besito!! Mao

Mariana dijo...

Hola preciosa, gracias por compartir tu inquietud, pero concretamente, de que asunto me hablas. Tienes la confianza de contármelo y en que te puedo ayudar, creéme que me gustaría hacerlo y mucho. Bay Francisco Javier Muñóz Nabor